Sobre la Ética, las Garantías, las Sanciones y el Comité que las aplique (1)


No caigamos en el fácil error de considerar a la Comisión de Ética y Garantías como el órgano más importante de un partido político porque estaríamos siendo realmente injustos con lo que debiera ser un partido político. La función de un partido político —incidiendo más en unos aspectos que en otros o justo al revés, según sea el ideario del partido—, es inequívocamente hacer política. Esto, deja diáfanamente a las claras que el/los órganos más importantes son aquellos en los que se perfile y construya la política a realizar. Esto es, en el caso de UPyD: Consejo de Dirección y Consejo Político, junto con la Asamblea General. ¿Cuál de ellos es el más importante? A pesar de poder caer en el pueril juego de "las importancias", se puede afirmar que para el día a día, para aplicar las políticas decididas, no cabe duda de que debe ser el Consejo de Dirección. Siendo el Consejo Político, como su propio nombre indica, el que decide las políticas y, debería ser por tanto, en contra de las pretensiones de la actual dirección, el máximo órgano de gobierno entre congresos. Pero siendo la Asamblea General, el único soberano, el único que puede cambiar hasta los Estatutos o el Manifiesto y que, no olvidemos, es el que mandata a los anteriores, la cuestión es clara a favor de la Asamblea General.

En buena lógica, si tantos dirigidos como dirigentes se atuvieran estrictamente a lo estipulado en Manifiesto y Estatutos, la Comisión de Ética y Garantías, tendría muy poco que hacer entre nosotros, pero la utopía es lo que queremos construir y, como es lógico, aún no está construida, ni entre nosotros mismos, los regeneradores.

Y éste es el contexto en el que la Comisión de Ética y Garantías, acrecienta su importancia. Por una parte, para proteger al partido de acciones premeditadas en contra de su ideario y/o programa o de la implicación en acciones delictivas emprendidas por parte de cualquier afiliado. Por otra, para salvaguardar los derechos de cualquier afiliado, sea dirigente o dirigido del posible ataque de otros afiliados con insidias o amparados por la responsabilidad que ejerzan en cualquier órgano del partido y, por imposible que parezca en un partido como UPyD, cabría la remotísima posibilidad de una conspiración para pervertir los acuerdos fundacionales, limpiando el camino a golpe de expedientes disciplinarios. Realmente increíble, pero como posibilidad, podría ocurrir. ¿Verdad?

No es aventurado afirmar que ningún órgano justifica más la necesidad de independencia del resto de órganos del partido que la Comisión de Ética y Garantías. Esta independencia es innegociable por higiene democrática. Por ello entendemos inaceptable que a la hora de rendir cuentas órganos como el Consejo de Dirección, la Comisión de Ética y Garantías y la Comisión de Finanzas, entre las que podría surgir determinados conflictos, se pretenda por el Reglamento que los informes presentados por cada órgano, se tengan que aprobar o desaprobar, imperativamente, de forma única. Los informes de tres órganos teóricamente independientes ¿Se aprueban o rechazan conjuntamente? Democráticamente, del todo inaceptable, salvo que se tenga la intención de que todos actúen como bajo una consigna de pensamiento único y subordinado.

En mi opinión, la forma más razonable y exquisita, en lo tocante a esa higiene democrática, para el funcionamiento del proceso sancionador o de protección de garantías, es que la denuncia o petición de amparo puede llegar desde cualquier órgano o afiliado, hasta el Consejo Político (que como reseño más arriba, debiera ser el máximo órgano entre congresos) que debería tener, u organizar para cada actuación (esto sería más lento) una comisión para entender en cuestiones de disciplina, ética y garantías. Esta comisión deberá estar formada por consejeros, entre los cuales debiera figurar algunos letrados que aportarían el asesoramiento jurídico. Pero la justicia es no exclusivamente patrimonio de los abogados ya que muchas veces tiene más de sentido común que de leyes. Con el tiempo y cuando el crecimiento del partido así lo exija, se podría delegar, descentralizando, estos órganos a las coordinadoras territoriales, quedando la comisión del Consejo Político como instancia intermedia o suplida por las territoriales, y la Comisión de Ética y Garantías, como última instancia interna del partido.

Responsabilizando de la instrucción a una comisión del Consejo Político, garantizamos una primera independencia del Consejo de Dirección, ya que de él proceden la totalidad de los expedientes disciplinarios hasta la fecha, no parece muy "garantista" que además acumule en sí labores de denunciante, de investigación previa, de apertura del expediente, de acusación, de tribunal y de emisor de sentencia.

      Juan Espino
      Madrid

3 comentarios:

Unknown | 4 de julio de 2009, 9:04

Artículo bueno, pero mucho mejor el que ayer pusiste en tu blog:

http://regeneracion-democratica.blogspot.com/2009/07/expedientar-al-expedientador.html

Bravo!

Javier Almansa | 4 de julio de 2009, 15:05

Me gusta mucho el artículo. Sólo le pongo un ''pero''. Yo sí considero el Comité de Éticas y Garantías como el órgano más importante de un partido (por detrás de la Asamblea General, evidentemente).

¿Por qué?

Un ser divino anuncia un ideario fabuloso, espléndido, casi utópico, en 7 días y 7 noches. Un ideario que enamore a muchos, y más. Un programa necesario para el conjunto de la sociedad y de la democracia. Sin embargo, estos ideales no tienen personalidad propia. Este ser divino les encarga a otros ser muy inferiores ocuparse de cumplir con el programa creado.

Estos seres imperfectos son las personas. Se deben organizar por ellos mismos y deben estar dispuestas a trabajar y luchar conjuntamente para darlo todo por estos ideales. Como siempre ocurre en las organizaciones cívicas, están formadas por personas de todo tipo, para bien y para mal, y son éstas las que, en definitiva, forman el partido de pies a cabeza. Los ideales pasan a un segundo plano, dejando paso a la forma de actuar para lograr el fin común.

Si éstas personas no son capaces de ser conscientes de que todos y cada uno de ellos están ahí por la misma razón, que deben tratarse como iguales para poder sacar adelante los objetivos comunes... el ser divino no va a bajar a decir: ''niño/a, esto no se hace, caca''.

Por delante de cualquier programa, están las personas que forman el ente político. Si por sí mismas no son capaces de organizarse de manera que todos vayan en la misma dirección y sentido, cae en sus miembros la responsabilidad primera de establecer unos criterios, más o menos objetivos, que garanticen el buen hacer de los dirigentes, sea cual sea el ideario por el que luchen.

Ésta es la responsabilidad de la Asamblea General y del Comité de Éticas y Garantías.

Luego, podremos hacer política.

Un saludo.

Ánimo compañeros.

Menruitin | 9 de julio de 2009, 14:34

Hola, estoy Sorprendido por la Frescura en UPYD ¡Vivan los Rebeldes! Estamos hartos, muy hartos, del Secuestro de la Soberanía del Pueblo por los partidos verticales. Estoy Frito porque Venga la Democracia para participar. Lo llevo en la sangre desde niño. En esta democracia monárquica si no te invitan desde el PODER, sólo tienes derecho al pataleo ANÓNIMO. Esta es la Soberanía que se nos permite. ¡¡¡QUÉ ASCO!!!

Miguel López Gaspar
menruitin@hotmail.com