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Reflexiones desde la base


Cuando el 29 de Septiembre de 2007 escuché en el Teatro Auditórium de La Casa de Campo de Madrid a Albert Boadella, Fernando Sabater, Mario Vargas Llosa y Rosa Díez hablar de Igualdad, Justicia, Libertad, Regeneración Democrática … , en fin creí que estaba escuchando las palabras más sinceras del mundo. Volví a creer en la nobleza de la política como vehículo para devolver a los ciudadanos la libertad secuestrada. Y creí que el compromiso de los intelectuales en el proyecto regenerador que se ponía en marcha era la mejor garantía que podíamos tener los afiliados de base de que esta vez lo de la democracia interna iba en serio. Estaba asistiendo al nacimiento de un partido de hombres libres donde se iba a aplicar la democracia desde dentro hacia fuera y desde abajo hacia arriba. El partido que iba a acabar con las listas cerradas.

Sentí que la felicidad me invadía y me sentía incapaz de reprimir todos los sentimientos positivos que brotaban sin control ni pudor alguno. Aplaudía como nunca y, posiblemente, con los aplausos más sinceros de mi vida.

Cuando llegó el momento de dar a conocer a UPyD en mi comarca, por más tiempo y dinero que le dedicaba a esta tarea siempre me parecía poco.

Han pasado casi dos años y las experiencias que yo he vivido no tienen nada que ver con lo que se dijo el día de la presentación en público de UPyD.

A veces he tenido la sensación de que había vuelto al servicio militar y que las diferentes responsabilidades organizativas del partido correspondían más a una estructura de escalafones de mando de un ejército que a una organización democrática. Si había conflicto se solucionaba con la reiterada invitación por parte de alguno de los que mandaba a abandonar el partido a aquel o aquellos que no pensaban como él; y si tenías alguna responsabilidad en el partido forzaban tu dimisión o directamente te cesaban.

Ha habido momentos que he sentido que, más que la igualdad, lo que se pretendía era la uniformidad de los cuarteles. Todos unidos, sí, pero en torno a la suprema voluntad de los que mandan.

Nunca pude imaginar que en un partido político pudiese estar todo tan jerarquizado. Ni que algunos jefes, más que buscar ser respetados, lo que buscaban era ser temidos. Ni que a las minorías perdedoras se les intentara ridiculizar.

Si somos transversales y demócratas siempre será posible encontrar cauces para que las minorías se sientan integradas en este proyecto.

¿A cuento de qué viene lo de “asamblearismo pueril”? ¿No ha sido posible encontrar otras palabras para explicar los inconvenientes de los movimientos asamblearios sin necesidad de ofender a nadie?

Tengo los mejores recuerdos posibles de los compañeros de base con los que he trabajado y sigo trabajando para el partido. Pensamos de forma diferente, pero todos respetamos nuestras diferencias.

Ante todo lo acontecido y cumpliendo con mi responsabilidad como afiliado y como ciudadano, y sin ánimo de escandalizar, hago saber a quien corresponda que:
  1. Las bases también opinan.
  2. Los principios fundacionales del partido no pueden adaptarse a los intereses y conveniencias de los directivos de turno.
  3. La fabricación de pruebas en contra de los que no se someten a las arbitrariedades del poder deben ser consideradas como faltas muy graves.
  4. En un estado de derecho como el nuestro ninguna comisión de ética y garantías debe convertirse en el brazo justiciero del aparato del partido.
  5. El actual Consejo de Dirección y sus “designados”, salvo algunas excepciones, llevan Promocionándose “a sus anchas” de cara al Congreso de Noviembre desde que se fundó el partido. No me parece mal. Lo que si está mal es que hayan puesto tanto celo en impedir que quienes no están en su línea puedan hacerlo.
  6. Los compañeros a los que me he unido, posiblemente, tienen muchos defectos, casi tantos como yo, pero están demostrando con su valentía y coraje que no habrá regeneración democrática ni dentro ni fuera del partido si dejamos que la actual dirección y sus designados hagan y deshagan a su antojo como lo han hecho hasta ahora.
No me estoy promocionando para ningún puesto, no lo necesito. Vivo de la participación en una pequeña empresa de hostelería y, sobre todo, de mi trabajo como agricultor. Me encanta cultivar la tierra, disfruto con lo que hago. Pero he quitado muchas horas a mi negocio, a mi trabajo y a mi tiempo libre y he dado lo mejor de mí por UPyD. No pienso renunciar a mi lugar en la fiesta cuando lleguemos a Ítaca.

      Miguel Baños Martínez
      Murcia - Valle del Guadalentín
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Al principio de nuestra historia

Al principio de nuestra historia, de UPyD, advertí la calidad humana que se concentraba para proteger el proyecto político más ilusionante de los últimos 50 años. Personas de alta catadura moral e intelectual sembraban semillas de nuevas esperanzas, ponían color al ensombrecedor panorama y sobre todo, avalaban tiempos de ilusión. Por fin, esas personas inhibidas por otras conductas sociales, afloraban para con firmeza impulsar una idea revolucionaria como era, como es, regenerar, modernizar, innovar la democracia y las libertades en nuestro país, España, desde nuevas formas de hacer política, desde nuevos estímulos participativos, nadie iba a reprimir. De esto presume nuestro programa fundacional, esta y no otra es nuestra filosofía, su esencia y también es su compromiso con la sociedad y consigo mismo, ese todo que conformamos los que nos enrolamos en él para hacer el viaje programático bautizado un 29 de septiembre y no otro.

Josefina Fraile con su pluma ágil y limpia desde equilibrios vertebradores, desliza nuestro recorrido sin perder sentido de la ecuanimidad, sin juzgar ni temblar pero con la firmeza que otorga la sabiduría de quien conoce que lo bueno no puede ser amoral ni lo conveniente la injusticia. Sus argumentos son tan contundentes que solo quienes estén enfermos de soberbia, pueden hacer caso omiso de ello. La sutileza, arma femenina por excelencia hoy se viste de Josefina Fraile para recordarnos quienes somos y a qué hemos venido. Josefina es uno de esas personas citadas anteriormente que todavía desean avalar y apostar por este proyecto. No la dejemos ir porque en personas como ellas está nuestra esencia ni personas como ella, se aparecen todos los días. Si activos como Josefina, Gerardo Les, Carroquino o Juan Espino -felicidades Juan- no son protegidas y cuidadas por nuestros dirigentes, habrá que pensar seriamente qué clase de partido es este y cual su verdadera filosofía. Si permitimos a los trepapolíticos que les injurien gratuitamente o falseen sus actuaciones, no solo estamos estimulando la perdida de valores en nuestro seno, sino qué somos sus valedores y en un futuro corto la llama se extinguirá, “no tendremos juguete” y no habrá más culpables que nosotros, responsables de su custodia.

Hemos citado nuestra idea revolucionaria y cuando nos referíamos a ella, pensábamos en su fuerza transformadora, en tanto energía modernizadora y no en su acción violenta, cualidad propia de la que se distingue el ejercicio revolucionario. Es revolucionario por violento, diferente e inesperado, sostener intelectualmente que tenemos un proyecto regenerador de libertades y dentro perseguir con autoritarismo el destrozo personal de quienes defienden su practica interna. Todo ello forma parte de esa discutible y contrarrevolucionaria forma nueva de hacer política de la que tanto presumimos.Son muchos los que con valores similares a Josefina, aburridos, se han marchado; otros, expulsados y ahora los Carroquinos, Espinos, Gerardo Les etc., etc., los -“presuntos próximos”-, los que encabezan la lista porque no deben de llegar vivos al congreso. Los mejores activos del partido son despreciados por esta cúpula disfrazada con aperos que todos los luchadores por las libertades, conocemos. Será una torpeza dejar salir esta tempestad a la luz diurna… Su precio no tendrá límites pero la arrogancia piensa que estamos vacunados contra todo.

Desde aquí recordamos a los avalistas intelectuales y les pedimos su intervención ya que de alguna manera son muy responsables en nuestra decisión de sumarnos a esta causa de la que nos alejamos por lo que acontece aunque en un ultimo esfuerzo para defender el proyecto, tengamos denunciar la historia de las contradicciones políticas más atrevidas y descaradas desde el anonimato para poder seguir defendiendo ideas de libertad.

Saludos cordiales.
Con libertad

      Breogán
      Galicia
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¡Alea jacta est!


Cuando dejé la formación política en la que milité durante unos 4 años, lo hice convencido que este proyecto UPyD me proporcionaba lo que para los españoles era utópico; una regeneración democrática donde las listas abiertas se convertían en el tesoro más preciado de esta formación.

Un año y siete meses después me encuentro con un panorama un poco confuso por no decir bochornoso. ¿Quién sabe si no es un guión preparado o tal vez sea el resultado de la preponderancia de la lisonjería sobre la efectividad y, cómo no, de la productividad política?
No me considero enfrentado a ningún compañero de este proyecto, todo por lo contrario me siento muy a gusto en un grupo que ha sido tildado de diaspórico, de crítico, de enfrentado, de tocapelotas…

Para los que no me conocen aún llevo Implantación del CEP de Sevilla, habiendo sido responsable de la afiliación de un centenar de compañeros, y del establecimiento de varios CELs en la provincia de Sevilla.

Cuando conocí este partido a través de la Plataforma Basta Ya, tenía dudas de su coherencia por la coexistencia de seres políticos de todos las procedencias. Me hacía recordar los milagros de la historia tales como el génesis de partidos históricamente revolucionarios, tal que el Comunista que englobaba tanto a los parias de la Rusia zarista como a los burgueses afectados por las crisis ocasionadas por la I Guerra Mundial, o polémicos como el Partido Nacional Socialista Alemán cuya militancia en más de un 80% procedía del anarcosindicalismo o de los diferentes partidos comunistas.

Ahora bien, lo que me dejó los pelos de punta fue escuchar a nuestra líder Rosa delante de una bandera española hablando de una España sin complejos. Me recordaba mi estancia en los diferentes países de América donde me ha tocado vivir, USA, Panamá, Dominicana y Venezuela, donde la bandera no se quema sino que se enaltece. Vi en Rosa una heroína capaz de hablar de lo más criticado en nuestra sociedad: el símbolo de la nación más antigua de Europa.

Pero todos los proyectos tienen su parte negativa. Hemos traído una serie de deformaciones políticas los que venimos con experiencias previas, otros traen las ignorancias sobre disciplinas partidistas. Tan peligrosas o tan enriquecedoras unas como otras... Sí puedo entender que nos ha tocado el dicho de “corres o te encaramas”: Con unos estatutos escritos o inclusive copiados y pegados contrarreloj, tuvimos el primer bautizo electoral; sin un primer congreso unas elecciones autonómicas y otras europeas. Demasiado bien hemos salido en el retrato para lo mal entrenados que íbamos.

Ahora nos encontramos lo que definitivamente puede afianzar o desaparecer este proyecto... En la medida que seamos ecuánimes con las ponencias y no seamos retaliativos con los que consideremos “no oficiales” podremos dar el ejemplo de madurez política.

En este proyecto se hablaba de listas abiertas a todo nivel, no de cara a la galería. Puedo entender que algunos vean peligrar sus “posiciones” si se hicieran elecciones internas entre potenciales colaboradores de nuestra líder. Soy de los que prefiero una refrenda que un dedo. Es más difícil que se equivoquen muchas personas que una sola; también es cierto que en la historia decisiones digitales han cambiado el rumbo de la misma para bien.

Nadie me podrá acusar de ser tocapelotas porque creo que en este proyecto estamos por el fin del bienestar colectivo y no del personal.

Cuando oigo acerca de los temores de expedientes, de expulsiones, ¿dónde estamos? ¿acaso UPyD es una empresa privada o una formación militar donde nos debemos a un cuadro de mandos? Cuando renuncié al macropartido donde militaba era porque consideraba que no podía cambiar nada desde mi posición. Nunca me hablaron de expedientes ni de expulsión. ¿Qué ocurre aquí? ¿Hay compañer@s que necesitan controlar a la militancia mediante el temor de una inhabilitación?

Creo que más constructivo es aprendernos lo que es una elección primaria así como una lista abierta. Cuando aprendamos que todos sumamos y nadie resta entonces estaremos dándonos clases de Ética Interna. Si no, estaremos matando al bebé antes que entre en la infancia. Veamos ejemplos tan claros como UCD, CDS, C`s, etc…

El que no aprende de la historia se ve obligado a repetir sus errores.

Compañeros, no importa nuestra salida, habremos contribuido a una democracia real, a lo que nos embrujó y que hemos de mantener como nuestro norte.

¡La suerte está echada! Demostremos que no estamos aquí por un beneficio personal sino colectivo, el de la España que se merece este proyecto llamado Unión, Progreso y Democracia. ¡Una tercera vía pero con el ejemplo en casa!


      Fernando J. García
      Andalucía - Sevilla
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UPyD, ser y parecer

Siempre pensé que la elección del nombre del recién nacido no había sido afortunada pero la criatura estaba aquí, y su apelación resumía sin duda las aspiraciones generales de sus numerosos progenitores, por lo que ya solo cabía centrarse en el sentido de su existencia y en su buen desarrollo. Los cuidados prodigados dieron su fruto y nuestro bebé ha sabido abrirse paso en la jungla electoral hasta llegar a las altas esferas parlamentarias nacional y europea en un tiempo récord sin haber quizás tocado el suelo lo suficiente como para haber fortalecido su identidad. Ese bebé, sueño de tantos españoles, se llama Unión, Progreso y Democracia. Y en esos tres atributos lleva la esencia del mejor antídoto ante cualquier crisis de crecimiento.

La razones y explicaciones de esta página web ponen de relieve una de esas crisis. Inevitable y precoz. Muy en línea con el nacimiento y la ascensión de este partido nuevo. Tanto mejor. Ya sabemos cual es nuestro talón de Aquiles. La cuestión está entre el ser y el parecer. Y a esto se le llama una crisis de identidad. En la resolución de lo que parece haberse convertido en un dilema, hay quienes se posicionan del lado de los dirigentes, y otros del lado de las ideas rubricadas en el poderoso manifiesto que motivó la creación de UpyD. La dinámica del poder parece conducir a actitudes cainistas, pero si en verdad somos un partido nuevo, haremos las cosas de forma diferente porque nacimos por eso y para eso. No existe dilema alguno. Nuestro posicionamiento y lealtad, la de dirigentes y afiliados, debe ser para con el proyecto de interés común que suscribimos. Estamos aquí para ser y para parecer. Solo así seremos creíbles ante la sociedad y lograremos consolidarnos como una alternativa política a todos los niveles de gobierno, desde el municipal al nacional, sin olvidar el europeo. Lo contrario sería traicionarnos y traicionar a cuantos han depositado su fe y esperanzas en nosotros como abanderados de la tan necesaria regeneración democrática en nuestro país.

No se puede hacer vino nuevo en odres viejos porque revientan y se pierde todo. El vino nuevo se echa en odres nuevos, y así se conservan los dos
. Esta llana parábola bíblica firmada por Mateo, nos viene como anillo al dedo. UPyD no podrá estar a la altura de sus pretensiones sin una profunda ruptura con los viejos esquemas de organización de partidos. Si este partido nace en la calle como símbolo máximo de la democracia para llegar al parlamento con slogans como lo que nos une... es obligado reflejar ese principio fundamental en su modus operandi, dentro y fuera de su ámbito. Se deduce que el modelo de liderazgo tiene que ser acorde, asumiendo inequívocamente los riesgos del cambio para dar pasos muy concretos tras escuchar y sopesar las evidencias, generar consenso y cohesionar al partido entorno a sus principios maestros; huyendo a la vez de la autocomplacencia y de quienes la alimentan.


Pongamos el vino nuevo en un odre nuevo. Y hagamos honor a nuestro nombre. Unión: impidamos que circunstancia alguna secuestre nuestro sueño y luchemos por él. No es el tiempo de romper afiliaciones, dando rienda suelta al sentimiento de decepción y fraude, sino todo lo contrario. Es tiempo de aunar voluntades para llegar al congreso de noviembre con un voto a las propuestas que mejor defiendan lo que nos une. Progreso: el partido no es propiedad de sus fundadores, o de sus dirigentes, ni tan siquiera de sus afiliados al uso, mucho menos de quien quien afirma que el que no esté conforme que se largue. Un proyecto para la sociedad es de la sociedad que cree en él y le hace posible. Democracia: el derecho a discrepar libremente sobre cuestiones fundamentales como la democracia interna, no es cuestión de talla sino de coherencia con sus premisas fundacionales. Un pequeño partido puede llegar a ser muy grande si le acompaña la credibilidad que no es otra cosa que la fuerza de sus principios llevados a la práctica. Así es como se gana la confianza y el respeto de los votantes, además del propio.


Espero de corazón que el Tu eliges... Yo elijo... de las últimas campañas de UPyD marque también la diferencia a nivel interno ante las obligadas decisiones que deberán tomarse en esta crisis de identidad a la que hemos llegado. Y de la que, en conciencia, debemos salir reforzados.



      Josefina Fraile
      Simpatizante y activista de UPyD, no afiliada
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Juicios de intenciones


Nuestra iniciativa está siendo objeto de juicios de intención diversos. No son necesarias especulaciones, nuevamente lo podemos aclarar.

El correo enviado por el Responsable de Organización atribuye la de “proclamarse y
promocionarse como candidatos en el futuro Congreso”. Sí así fuera sería completamente legítimo, pero no es esa nuestra intención, como cualquier observador inteligente notará enseguida. Tal como está siendo gestionado el partido internamente, ejercer la crítica, por muy leal y constructivamente que se haga, es garantía de problemas. Difícil camino habríamos elegido para la promoción personal. La prueba de ello es la airada respuesta que hemos cosechado de la dirección. Nos trata como si fuésemos enemigos, cuando lo que somos es compañeros. Tan miembros de UPyD como ellos. Muchos de nosotros desde el mismo día que ellos. Lo que deseamos es que la primera Asamblea General de Afiliados pueda decidir de verdad sobre lo que le compete. Para eso tienen que existir comunicación, información y debate. Nuestra posible presentación de candidaturas será una herramienta para que existan. No queremos que se haga un paquete con nuestra líder, sus personas de confianza, las ponencias redactadas por ellos y todo se limite a un plebiscito donde los afiliados tengamos que decir a todo que sí. Más aún cuando la gestión que se está practicando ahora y preparando para elevar a definitiva son muy diferentes de nuestro compromiso fundacional. Estamos preocupados y vamos a defender lo que creemos mejor para nuestro partido: la coherencia con las premisas fundacionales y con nuestro discurso de regeneración democrática. Obviamente estamos en nuestro derecho. Algunos pensamos que tal vez incluso en nuestra obligación.

Puede haber quienes digan que nuestra actitud debería ser el abandono. Unos dirían que para no perjudicar. ¿Perjudicar? Tal vez así sería si formásemos parte de un ejército, allí donde las órdenes no se discuten y se contempla la expulsión por fusilamiento en caso de guerra. Pero estamos en un partido político. Quien no entienda que la democracia interna hace fuerte a un partido, que sepa que además es exigida por la Ley. ¿Quién lo perjudicaría? ¿El que ejerce sus derechos democráticos o el que impide hacerlo?

Quiero desmentir también expresamente que nuestra intención sea ni fundar otro partido ni pasar a uno ya existente. En mi caso concreto, son varios los que se han dirigido a mí por si lo deseo. Pero es que nuestro partido es UPyD. No por una adhesión ciega sino porque suscribimos el Manifiesto Fundacional. Tampoco creo que sea acertado decir que, por ejemplo, un liberal no puede estar en UPyD. Sé que hay otras organizaciones que quieren nacer o consolidarse en esa línea ideológica, lo que es muy respetable e incluso deseable. Sin embargo, mientras el Manifiesto Fundacional de UPyD sea respetado (y sólo tiene derecho a romperlo la Asamblea), la transversalidad es posible. Si en esa primera Asamblea nos dotamos de una estructura interna democrática, aunque no nos guste lo que haya hecho la Dirección por el camino, no habrá entonces razón alguna para abandonarlo, ni para que nadie nos diga a ninguno de nosotros que deberíamos irnos.

En resumen, ni tenemos intención de abandonar ahora UPyD ni de perjudicarlo, porque es
nuestro partido.

Javier Carroquino
Aragón - Zaragoza
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La carta

Varios de los compañeros de la iniciativa han recibido esta carta del partido. Para verla a mayor tamaño y mejor calidad, pulsar sobre la imagen.


Nuestra repuesta colectiva a la misma, es la que sigue:

Estimado compañero Juan Luis Fabo:

Nos sorprende la cantidad de inexactitudes y falsedades contenidas en tu escrito referido al blog “estaNOeslawebdeupyd”.

Para empezar, resulta equivocada tu afirmación de que en el blog "expresamente se declara la intención improcedente de constituirse en un vehículo de comunicación interna de UPyD". En ningún lugar del blog figura tal aseveración. Por lo que entendemos que tu afirmación solo parece formar parte de una estrategia de coacción dirigida hacia todo militante que muestra iniciativa y deseos de comunicación entre afiliados.

En segundo lugar, nos atribuyes la pretensión de estar "sustituyendo los mecanismos de los que el propio partido se ha dotado a tal efecto o pueda desarrollar en el futuro". Aquí, no puedo por menos que negarte la mayor: no existe mecanismo alguno de comunicación interna entre los afiliados, salvo que te refieras a comunicaciones filtradas y supervisadas de forma que consideramos abusiva y sesgada o aquellas en las que únicamente se transmiten los mensajes “oficiales” procedentes de la Dirección y las opiniones que redundan en la línea por ésta marcada.

Una muestra de esto son los artículos enviados a la página Web del partido que han sido censurados por mostrar oposición a juicios de valor expuestos en la misma por quién, previamente, ya nos invitó a salir del partido por haber presentado y/o respaldado unas enmiendas al Reglamento del futuro Congreso. Las citadas enmiendas, al parecer, no gustaban a determinados y cualificados miembros del partido.

Otro ejemplo de sesgo y doble vara de medir es que se permita que desde otro soporte oficial del partido ¿qué es si no, el blog de la portavoz de UPyD? y por un miembro del Consejo de Dirección, se llame "hijos de puta", sin que el moderador borre el comentario, no a violentos de la kale borroka, sino a compañeros de partido. Tal insulto fue asignado a determinadas personas por el simple hecho de ejercer el legítimo derecho a presentar unas enmiendas. Sin embargo, en una extraña interpretación de la ecuanimidad, la justicia y las normas del foro, el moderador del mismo borró todos los comentarios de un compañero, amigo del que escribió los insultos, que le recriminaba educadiísimamente sus exabruptos.

Y, ¿cómo interpretar tu propia actuación en el caso referido a unos compañeros que deciden poner en práctica el único método posible, según le comunicaste al principal implicado, para que los afiliados pudieran destituir a un coordinador que, en su legítimas opiniones, no es merecedor de la confianza que su responsabilidad conlleva, cuando, a continuación, te dedicas a llamar a ese compañero y a conminarle para que abandone la recogida de firmas que, insistimos, según tu opinión, los reglamentos exigen?

Estas actuaciones, y otras mas, como las silenciadas peticiones de amparo, solicitadas por afilados de a pié, frente al presunto abuso de compañeros especialmente respaldados desde personas de la dirección, son solo algunos ejemplos de practicas que los afiliados tienen derecho a conocer y debatir y que, por el momento, no disponen de instrumentos para hacerlo. Al hilo de este argumento, ¿qué hemos de pensar de tu sorprendente alusión a "los mecanismos de los que el propio partido se ha dotado o pueda desarrollar en un futuro"? ¿Te refieres a la famosa intranet anunciada para mayo del 2008, presentada a bombo y platillo en diciembre del, mismo año, y aún por ser accesible?

Seguimos con algunas más de las falsas afirmaciones de tu escrito. Mantienes que "de hecho, la inauguración de la Web ha sido irregularmente comunicada por correo electrónico a muchos militantes del partido". Algunos de nosotros nos hemos puesto en contacto con nuestros conocidos y amigos, sean, o no, afiliados a UPyD y, de manera nada irregular, sino amable, les hemos comunicado la apertura del blog.

Prosigues en tu escrito con referencia al blog y nos indicas que “entre sus contenidos, se han incluido secciones que muestran información oficial sobre los órganos de dirección, así como diversos documentos igualmente oficiales". Suponemos que, con estas palabras, no pretenderás acusarnos de incumplimiento de la Ley de Secretos Oficiales, o algo parecido, ya que, ponemos en tu conocimiento, estimado compañero, que los citados documentos son accesibles, desde la propia Web de UPyD, y que están a disposición de todo ciudadano que quiera descargarse los mencionados Documentos Oficiales. Es más, como cortesía, y ya que para todos es importante el número de visitas a la Web de nuestro partido, los documentos en "estaNOeslawebdeupyd" no están alojados en nuestro servidor, que creemos que podríamos hacerlo, sino que, a aquel lector que desee obtenerlos, se le conduce automáticamente a la página Web del partido, desde donde podrá descargarlos.

Seguimos con tu escrito. "Al mismo tiempo, se publican comentarios y artículos de opinión de los promotores, quienes utilizan dicho espacio para proclamarse y promocionarse como candidatos en el futuro Congreso." En realidad y para ser exactos, estimado compañero, sólo existe un artículo en el que planteamos, algunos de nosotros, nuestra intención de presentar, en su momento, futuras candidaturas a diferentes órganos del partido, sin especificar a cuál de ellos ni, como está prescrito en el Reglamento, por candidatura cerrada, completa y bloqueada; Por lo tanto, no puedes aludir a candidatura alguna pues ni alcanzamos de lejos los veintiún miembros necesarios para una candidatura al Consejo de Dirección, ni la preceptiva asignación de responsabilidades.

Por otra parte, la imputación de que se publiquen comentarios y artículos escritos por nosotros, no la entendemos. Se nos escapa, querido compañero, lo que esperas que deba ser un blog. Que los artículos sean escritos por los promotores, así nos llamas, o afines, es de lo más lógico y esperable. No vemos que en el blog de, por ejemplo, Ramón Marcos, escriba Mikel Buesa y viceversa. La gratuita atribución de intenciones que nos haces de "proclamarse y promocionarse", a parte de que, de ser cierta, sólo merece la contestación de "¡Bueno, y qué!", no es más que un juicio de valor. ¿No podríamos ser merecedores de una presunción de intenciones menos aviesas que las que nos atribuyes? ¿No podrían ser las mismas por las que otras personas del partido, como los ya citados, Rosa Díez, Carlos Martínez Gorriarán, Fernando Maura y otros, escriben sus blogs, esto es, para comunicar sus ideas?

"Ante todo esto, me veo en la obligación de indicarte que la iniciativa en la que has participado es contraria a las pautas de funcionamiento vigentes en Unión Progreso y Democracia". En este punto, estimado compañero, te pediríamos algo más de concreción pues desconocemos el precepto que, en tu opinión, transgredimos. Te agradeceríamos nos hicieras constar, como es preceptivo (principio de tipicidad o de legalidad), Reglamento, norma, punto y epígrafe donde se tipifica nuestra conducta como delito o falta.

"Además de constituir un modo absolutamente inadecuado de actuar en relación con la celebración del Congreso previsto para el mes de noviembre, puesto que va en contra del Reglamento congresual aprobado por el Consejo Político, en el que queda establecido el modo en que ha de canalizarse la participación y el debate por parte de los afiliados." El Reglamento congresual regula, en nuestra opinión, la forma de canalizarse las candidaturas oficialmente presentadas durante, llamémosle, la campaña. Te insistimos en que la lista que figura en nuestro blog es una declaración de intenciones, en ningún caso es una candidatura ya que estamos en un periodo anterior a la precampaña.

"En consecuencia, te solicito que reconsideres tu actuación y te desvincules expresamente de tal iniciativa en un plazo no superior a 48 horas, procediendo asimismo al cierre de la Web." Lamentamos repetirte que, como no seas más explícito, no entenderemos qué precepto de nuestro Manifiesto, Estatutos u otras normativas hemos transgredido con nuestra iniciativa. Por nuestra parte, te comunicamos en qué artículos de nuestros Estatutos nos apoyamos para llevarla adelante:

Art. 6-7.- A divulgar sus propuestas en el interior del partido con el apoyo de los órganos de dirección, con vistas a mantener debates internos sobre cuestiones de política general o sectorial y de programa, y sobre asuntos de la organización.
Art. 6-8.- A expresar públicamente sus puntos de vista sobre cuestiones políticas o de interés general, manifestando libremente sus acuerdos o desacuerdos con la línea oficial del partido

Finalmente, desconocemos en que fundamento o autoridad te basas para conminarnos a que clausuremos un blog libre y totalmente respetuoso con nuestro Manifiesto Fundacional. Exigencia que casa muy mal con el citado Manifiesto, de la que tomamos nota pero que, en defensa de la libertad de expresión y de nuestros derechos fundamentales, tajantemente la rechazamos.

Recibe nuestro más cordial saludo.

Integrantes de la iniciativa
(Estemos en la lista, o no; hayamos recibido tu carta, o no)




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Seguridad jurídica y seguridad normativa (I)


La seguridad jurídica es un principio universalmente reconocido del Derecho que se entiende como certeza práctica del Derecho, y representa la seguridad de que se conoce o puede conocer lo previsto como prohibido, mandado y permitido por el poder público respecto de uno para con los demás y de los demás para con uno.

Este es un principio inalienable de la Justicia para garantizar que ésta se aplica a todos y por igual, implicando que al ciudadano, a cualquier ciudadano, sólo se le aplicarán las leyes vigentes y por tanto publicitadas en la forma previamente prescrita, nunca con efecto retroactivo y que obligan siempre y a todos por igual, sin que en la aplicación de esas leyes quepa lugar para el capricho o la arbitrariedad de algún componente del sistema judicial. De no concurrir esta seguridad jurídica o normativa, es casi segura la indefensión del ciudadano.


Como es conocido, en las democracias modernas se designan como Repúblicas bananeras a aquellos países donde, entre otras cosas, no está garantizada la seguridad jurídica.

La seguridad jurídica no es únicamente exigible que exista en los Tribunales de Justicia del Estado, también dentro de cualquier asociación, colectivo o partido político regidos por normas, reglamentos y/o estatutos. Veamos, seguridad jurídica o normativa es:
  • Que el órgano que dicte leyes o normas que obligan a un colectivo, cumpla con la obligación de comunicar a ese colectivo las nuevas leyes y normas o los cambios en las existentes.
  • La certeza de que aquellos responsables de vigilar el cumplimiento de las leyes o normas y de sancionar su incumplimiento, lo harán, siempre, a todos por igual y con los mismos criterios.
  • La certeza de que las leyes o normas no serán aplicadas arbitraria y torticeramente contra quién, sin incumplirlas en ningún momento, manifieste su lícito desacuerdo contra esas mismas leyes o normas, o la forma en que son aplicadas por los responsables, o discrepen legítimamente de algunas decisiones tomadas por los que han recibido por delegación, el poder de tomarlas.
  • Que el respeto por las leyes o normas y por aquellos sobre los que deberán aplicarlas, por parte de los responsables de hacerlo, sea tal que tomen todas las precauciones necesarias para poder estar suficientemente seguro de no cometer u gravísimo error, inculpando a un inocente.
  • En resumen, como se le atribuye que dijo, más o menos, Sir Wiston Churchill que "si llaman a tu puerta a las seis de la mañana, seguro que será el lechero" (por contraposición a la policía política o al "motorista" con destituciones, expedientes o lo que sea).
Por ejemplo, si desde la directiva de la Asociación Nacional para el Fomento de la Implantación del Cynodon dactilon (como método de lucha contra variedades foráneas de plantas tapizantes que consumen gran cantidad de agua) se decide la apertura de un expediente informativo, con posible resultado de expulsión contra un miembro de dicha asociación por el simple hecho de poner en marcha en su zona un plan de información a los vecinos sobre los beneficios ecológicos del cambio del césped por el Cynodon dactilon, a eso se le llama inseguridad jurídica, o normativa en este caso, aparte de ser una cacicada clásica.

Vamos a explicarlo: se entiende que una Asociación para la implantación de algo, tiene esa finalidad, la de hacer proselitismo fomentando
la implantación de ese algo y, en buena lógica, sus asociados deben destinar gran parte de sus esfuerzos a la expansión de esos fines, además esto no es únicamente fruto de la lógica antes referida —a la que posiblemente algún meapilas de esa directiva no tardaría en adjetivar como "lógica de los revienta-asociaciones"—, no, alma de Dios, ¡es que figura entre los fines de la asociación y entre las "obligaciones" estatutarias de los asociado! Si a todo lo dicho, añadimos que esa forma de proceder a realizar proselitismo no está prohibida específicamente en ninguna parte de las normas de la asociación, se debe entender que la directiva aplica una norma no escrita o no publicitada entre la afliación, o sea, inexistente o alegal y, por tanto, la que estaría incumpliendo el ordenamiento interno de la asociación , y posiblemente el jurídico, sería esa carpetovetonica y despótica directiva.

La más mínima seguridad jurídica o normativa exigiría que al no estar tipificada esa forma de hacer proselitismo como inapropiada o incorrecta, no se pudiera iniciar expediente alguno contra el asociados. Otra cosa sería que en el hipotético caso de que estuviera específicamente tipificada la acción como inadecuada, la calificación que mereciera legalmente fuera la de "muy grave", en vez de "leve" o "grave". Esta alegría de tirar al alza contra todo lo que se mueva por parte de aquellos que aplican los reglamentos, también tiene que ver con la inseguridad jurídica. Esta forma de entender la aplicación de la Justicia tiene más que ver con el sistema medieval de reprimir un supuesto robo con el corte de la mano o con el algo más moderno reglamento de la "Oficina Siniestra":
  • Art. 1º.- El Jefe siempre tiene razón.
  • Art. 2º.- En todos los caso en los que se considere que el Jefe no tenga razón, se aplicará el Art. 1º.
Para cualquier demócrata, por muy altos que sean los fines a alcanzar, nunca se justificará alcanzarlos, saltándose las leyes o las normas aceptadas por todos, es cuestión de ética y de higiene democrática: En democracia, al contrario que en dictaduras y totalitarismos de todo tipo, no existen atajos. Y es triste tenerle que recordar a algunos, quieran o no quieran, lecciones de preescolar en Democracia.


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El Dogma y el Conciliábulo

No es necesario insistir en el indiscutible liderazgo de nuestra rosa vasca, que considero aceptado por la inmensa mayoría de los que estamos asociados a este proyecto llamado Unión Progreso y Democracia.

Igualmente tampoco es necesario recordar que nuestra adhesión a este proyecto, que va tomando forma de realidad, lo fue en razón de sus principios programáticos plasmados en nuestro manifiesto fundacional y en nuestros estatutos.

Es también conveniente no olvidar que los principios en que se sustenta nuestro pensamiento, tienen el carácter de principios constituyentes y por tanto no transitorios, muy al contrario son los que han de inspirar cualquier norma y cualquier forma que, sea utilizada, considerándosele necesariamente, como la cúspide de la pirámide de jerarquía de fuentes, de donde hayan de beber las normas que se dicten en nuestro partido.

Nuestro manifiesto, se ha de considerar como norma Constituyente y por tanto, madre de las normas que lo desarrollen para su ejecución.
No estamos por tanto ante un texto decorativo y postizo para captar a los que deciden voluntariamente elegir nuestra opción electoral o para los que ya decidimos enrolarnos en el barco de la regeneración democrática.

El hecho de que nuestro reglamento para el I Congreso, no respete para nuestro funcionamiento interno, los principios inspiradores de nuestro manifiesto, no puede estar justificado nunca en que la democracia interna es para nuestra actuación en los poderes públicos donde nos integremos por decisión del cuerpo electoral; También lo es para nosotros. Hemos sido nosotros los que hemos aceptado este manifiesto como pacto social al integrarnos en UPyD, y no puede romperse ese Pacto, so pretexto de dogmas de lideres indiscutibles y de conciliábulos que manen normas que puedan contradecir el pacto que hicimos al afiliarnos cada uno de nosotros.

La única forma de romper ese pacto, es aplicando mas democracia a las discrepancias que puedan generarse en el funcionamiento diario de nuestros órganos directivos.

Por tanto para la elaboración de las normas que han de regir en el congreso, no admito la legimitidad de un conciliábulo de notables, que han sido nombrados sin el consenso de los que al presente constituimos el cuerpo electoral de este partido internamente.

Hubiese sido legítimo que el texto base del reglamento, se hubiese sometido a la consideración de los asociados mediante la convocatoria de todos los asociados de los diferentes CEP, que son los únicos depositarios de la voluntad colectiva que nos une.

Fijaros que ya no estoy ni siquiera de listas abiertas o miembros natos, estoy hablando de que el Consejo Político no tiene legitimidad para modificar los principios que inspiraron nuestra inscripción en el registro de Partidos Políticos. En un partido democrático no puede haber derechos diferentes para los que fueron miembros fundadores que discriminen al resto de los Asociados. Otra Cosa hubiese sido que en vez de dogmas y conciliábulos, hubiésemos tenido representantes legítimamente elegidos. En ese caso no estaríamos hablando. Entre tanto no haya representantes con el visado de la mayoría de los asociados, la consulta se ha de hacer desde abajo hacia arriba, y no al contrario.

Nadie está legitimado para representar a nadie del que no sea su apoderado, y los poderes en democracia residen en la mayoría, no puede provenir nunca del oráculo de los Dioses.

Miguel Angel Castilla
Andalucía - Sevilla
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El Comité de Garantías I


Es de vital importancia, para la vida interna de un partido, que el Comité de Garantías sea un órgano en el que confíen de manera plena todos los militantes. De sus actuaciones se debe esperar ecuanimidad, rapidez e independencia.
No es necesario, por tanto, justificar lo evidente, que es la necesidad de que exista un comité de garantías y así lo refleja la legislación pasada, vigente y lo reflejará la futura, sin duda alguna.
Hablando de este tema con una persona con experiencia en este asunto, me comenta que uno de los errores que puede cometer un CG es el pronunciarse u ocuparse de aspectos organizativos. Hay estatutos que adjudican al comité de garantías –me explica- demasiadas atribuciones, las actuaciones de oficio, el velar por los procesos electorales internos, etc., son casas de las que se debe ocupar la organización, de lo contrario el comité se colapsa y no es eficaz. El tener una reglamentación clara al respecto ayuda mucho. Los protocolos que se establezcan al respecto en todos los casos de actuación de los afiliados y los órganos del partido, deben referirse al órgano superior como el garante de que esos procesos se desarrollan conforme a lo dispuesto en los estatutos y de más normativa, en nuestro partido, las coordinadoras territoriales. De haber insatisfacción por alguna de las partes, el asunto debería llegar al consejo de dirección como órgano superior del partido, y de allí, al Comité de Garantías en aquellos casos que se establezcan, no todos los conflictos deben llegar al Comité de Dirección, ni al Comité de Garantías.
Estas reflexiones, que vienen de la experiencia, atañen exclusivamente al nivel de funcionamiento orgánico, deben sumarse a estas los aspectos más estratégicos del tema y que he tenido ocasión de vivir en primera persona, por los muchos años de militancia en partidos políticos, y son: la independencia, la rapidez y la ecuanimidad.
Unos breves apuntes, para no cansar al lector, sobre los tres temas. Obviamente, la independencia es fundamental y para ello los componentes del Comité de Garantías no deben pertenecer a ningún otro órgano del partido. La rapidez es esencial en todas las actuaciones del partido, debiéndose establecer plazos de resolución en todos los casos. En los casos de actuación de los órganos en cuanto a los expedientes que se tramiten y, naturalmente, también en los del comité de garantías, un ejemplo claro de lo que no debe ser, lo tenemos en el Tribunal Constitucional respecto al estatuto de Cataluña, los daños por la tardanza pueden ser irreversibles. Y de la ecuanimidad, solo decir, que lo contrario es el despotismo, alinearse con los órganos para imponer, lo que he llamado arriba, estatus de impunidad, o en dirección contraria el paternalismo, lo que implicaría una paralización de los órganos de gestión del partido por la intervención a favor de afiliados que podrían estar estratégicamente organizados para tal efecto.

Ampliaremos el tema en otros artículos.

Un saludo a todos

Sandalio del Río
Cataluña - Barcelona
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Ante nuestro I Congreso

Cerrada la campaña electoral, es el momento de afrontar un hito trascendental para el futuro de nuestro proyecto político: el próximo I Congreso de UPyD. Es, sin duda y en opinión de muchos, donde se va a decidir qué va a ser este partido; si se constituirá como uno más al uso o si, por el contrario, y en conformidad con su vocación primigenia, se configurará como la realización de otra forma de hacer política.

Estoy en el proyecto desde casi su inicio, cuando nadie pensaba que íbamos a llegar al Parlamento y cuando todavía éramos muy pocos, la mayoría novatos en política: aún no se había iniciado la llegada de compañeros (y, entre ellos, muchos ex-lo que sea, con una experiencia política previa, algo quizás bueno y malo a la vez) que propiciaría el éxito de las elecciones del 2008, por el que casi nadie apostaba. Desde mi incorporación, como tantos de nosotros, he dedicado todo el tiempo, dinero y esfuerzo que he podido, a este proyecto, que me ha devuelto a cambio una compensación muy importante: conocer a algunas personas formidables que están en política primordialmente por un deseo honrado y sincero de mejorar la vida ciudadana y combatir la extendida corrupción política.

Personalmente, y por mi aversión personal al ejercicio del poder, nunca pretendí ni acepté puesto en ninguna coordinadora, lo cual no es óbice para que aportara mi trabajo como si lo hubiera tenido. Acepté integrarme en nuestro Consejo Político nacional porque, equivocadamente, creí que sería un órgano elegido democráticamente por todos los afiliados y donde se discutiría abiertamente de política, un órgano no ejecutivo donde podría aportar y aprender. Y, sobre todo, acepté porque en Granada los representantes a dicho Consejo fuimos elegidos por votación democrática en asamblea oficial de afiliados, donde se votó una lista abierta en la que todo afiliado que quiso pudo figurar (y de hecho, sanamente, hubo más candidatos que puestos a cubrir, y todos, coordinador provincial incluido, se sometieron a votación secreta).

Sin embargo, y a pesar de que en Granada, en esos inicios, los que llevábamos el partido fuimos escrupulosos en garantizar su impecable desarrollo democrático, al crecer UPyD fue incurriendo en conductas que me han parecido inapropiadas, estándares en cualquiera de los otros partidos, pero no en el nuestro, que nació precisamente para combatirlas. Así, por ejemplo, se han impuesto mecanismos de funcionamiento no democráticos, también en los sitios donde se había logrado funcionar correctamente desde el principio y sin problema alguno; se ha llegado incluso a expedientar a algunos compañeros, con procedimientos en que no se han respetado sus derechos establecidos.

Por ello, tras el último Consejo Político del 28 de marzo, abandoné la militancia activa en el partido. Se me empujó a hacerlo, pues el haber votado a favor de las enmiendas al borrador de Reglamento oficial hizo que, fulminantemente, se me cesara en mis responsabilidades en el partido, ya que "se había perdido la confianza depositada en mí" . Y ello me confirmó que la libre crítica a la dirección, expresada en mi aportación de enmiendas al borrador oficial y mi voto favorable a ellas, como consejero político, está proscrita.

Algunos compañeros me han convencido para que, por lo menos hasta después del Congreso, no me dé de baja, pues ellos confían en que éste, soberano como debe ser, reconducirá la organización del partido y la hará democrática y eficaz.

Bien, aquí sigo. Para ese Congreso, votaré como delegados a los que apuesten por esa renovación, y los apoyaré activamente. Por eso, estoy colaborando con un grupo de compañeros que, conservando la esperanza, afrontan con energía el reto del próximo Congreso. Es un grupo transversal, en el que, afortunada y sanamente, las opiniones no son ni uniformes ni monolíticas, salvo en un objetivo común: la regeneración de UPyD, o Regeneración magenta, para conservarlo fiel a su Manifiesto Fundacional.

Por todo ello, nuestro Manifiesto colectivo o Declaración de Principio, entendemos que asumible por la práctica totalidad de los afiliados, se inscribe plenamente en el fundacional de UPyD.

Porque nos unimos a un UPyD que nació con ese Manifiesto Fundacional, al que debemos pues remitirnos todos, pero cuyo espíritu, en nuestra opinión, se contradice con ciertas prácticas que deben ser evitadas.

Esforcémonos, unidos, en preservarlo.

    Mª Cruz Boscá
    Andalucía - Granada
    Blog: http://www.Notabilia.es
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Declaración de Principios


Los que colaboramos en esta web, afiliados de UPyD, manifestamos públicamente que:

1º- Hacemos nuestros, como hemos hecho desde el inicio de nuestra afiliación, todos y cada uno de los principios presentes en el Manifiesto Fundacional de UPyD.

2º- Acatamos lo dispuesto en los vigentes Estatutos, así como las decisiones políticas y organizativas tomadas por la dirección del partido en el marco de lo dispuesto en los mismos.

3º- Dicho lo anterior y con base en los derechos que nos otorgamos en nuestros Estatutos (Art. 6.8) y en la libertad de expresión, ejerceremos la crítica sobre aquellas decisiones o actos de la dirección que consideremos injustos, desproporcionados o no ajustados a los Estatutos o a derecho.

4º- En virtud de lo anterior y del hecho de que determinados debates críticos sería más conveniente poder realizarlos en el ámbito interno del partido, instamos a la actual dirección de éste a que se aplique a la puesta en marcha de la prometida intranet, u otro medio de similar efectividad, que permita la comunicación efectiva y abierta entre afiliados, tanto para tratar temas políticos generales como cuestiones de orden interno.

5º- Siendo los órganos del partido los capacitados para convocar reuniones oficiales del mismo, dicha capacidad no puede coartar el derecho de reunión y comunicación entre afiliados (Art. 6.7), fundamentado en el libre derecho de reunión recogido en nuestra Constitución, con el fin de deliberar y tratar cualesquiera cuestiones de su interés en un ámbito no oficial.

6º- Pese a las constantes afirmaciones de la dirección relativas a la transparencia, ésta ha sido muy limitada en importantes cuestiones como:
  • Gestión Organizativa. Un ejemplo de ello es el desconocimiento por parte de los afiliados de muchos de los acuerdos del Consejo de Dirección y del Consejo Político, incluidos algunos que atañen directamente a sus derechos y obligaciones. Igualmente, el desconocimiento de la situación de Altas y Bajas es notorio, así como las serias dificultades de comunicación entre una buena parte de la afiliación en determinadas comunidades.
  • Gestión Política. Ausencia de promoción del debate político entre los afiliados. Habitual entrega de la documentación necesaria para toma de decisiones sin tiempo suficiente para su estudio, también para los integrantes del Consejo Político.
  • Gestión Económica. La insuficiente información sobre los gastos, bonos, situación de las devoluciones, economía del partido, contratación, etc., viene siendo notoria.
7º- Discrepamos de los procedimientos y métodos usados por la dirección en determinados expedientes disciplinarios. La indefensión de los afectados ha generado perplejidad y desmotivación entre la militancia.

A este respecto, consideramos imprescindible exigir que en todos los expedientes disciplinarios internos estén exquisitamente salvaguardadas y cumplimentadas las reglas y garantías del procedimiento disciplinario. Si nuestro partido se declara públicamente como diferente de los demás, entendemos que debe también distinguirse de ellos por el más escrupuloso respeto a los derechos y garantías de los afiliados.

8º- Comprendemos y asumimos como legítima la ambición personal en el mundo de la política, pero la concebimos limitada al más estricto cumplimiento de los reglamentos y el respeto por los compañeros del partido. Defenderemos que en los futuros reglamentos se incluya el “abuso de poder” como falta muy grave. De igual manera se considerará el uso impropio del cargo y de los recursos del partido, tanto si se usan para beneficio de la exclusiva promoción de quien lo desempeña como si se utilizan contra el prestigio de cualquier afiliado.

9º- Concebimos a UPyD como fermento regenerador de nuestra democracia, demostrando que en un partido es posible aunar el poder del aparato directivo y el liderazgo político, indispensables para su operatividad, con el ejercicio real de la democracia interna, evitando cualquier atisbo de dogmatismo autoritario. Pero entendemos tan incompatible con esa idea de UPyD el aplicar listas cerradas, completas y bloqueadas, como el asamblearismo inmovilizante.

10º- Estamos dispuestos a debatir y defender nuestras propuestas desde el más absoluto respeto hacia los que no las compartan, exigiendo igual respeto hacia las nuestras y hacia nosotros. Todos debemos esforzarnos para que ninguno de los males que degradan nuestra democracia contaminen nuestro proyecto común, indispensable para alcanzar un Estado que nos defienda mejor a todos los españoles.

Componentes del Grupo

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Presentaremos Candidaturas

La Asamblea General de afiliados ha de ser, por imperativo legal, el órgano superior de gobierno de cualquier partido político. En UPyD se reunirá por primera vez el próximo mes de noviembre. Hasta entonces, nuestras normas internas, incluidos los Estatutos, son provisionales ya que no proceden de la decisión soberana de la Asamblea. Así, el rumbo y la forma que tomará a largo plazo nuestro partido deberemos decidirlo los afiliados dentro de unos pocos meses.

Diversas personas que hemos tenido la oportunidad de participar a todos los niveles en la incipiente vida de UPyD, desde su embrión (Plataforma Pro), su fundación y su crecimiento, hemos sido testigos de una serie de situaciones que nos preocupan. En general y sólo con algunas excepciones puntuales, estamos de acuerdo con la línea política seguida. Suscribimos y seguimos apoyando el Manifiesto Fundacional. Lo que sí nos preocupa es cómo se ejerce la organización y la gestión interna, de forma autoritaria y con ausencia de comunicación. Pero esto, que ya en sí mismo es importante, no es lo más grave. La forma en que se prepara la ya citada Asamblea General, recogida en su Reglamento recientemente presentado, apunta a que las decisiones que a ella corresponden están tomadas previamente. Si así sucediese, el conjunto de los afiliados constituido en Asamblea de delegados, no tendría más posibilidad real que aprobar lo ya decidido en otras instancias. Además, el sentido de esas decisiones provoca una absoluta concentración de poder, se prima la existencia de un “aparato” y la ausencia de pluralidad.

Así, tememos que nuestro partido pueda convertirse en “uno más” y esa ausencia de democracia interna resulte incoherente con lo que nos impulsó a participar en su creación y con sus ideas fundacionales. Desgraciadamente, ante esa perspectiva ya han sido demasiados los compañeros que han decidido abandonarlo.

Por todo lo anterior, creemos conveniente aportar nuestra visión ante los afiliados, a los efectos de favorecer la pluralidad y sobre todo el diálogo interno, para que se llegue a la Asamblea con la información y el debate de los que ahora se carece. Entre las herramientas que vamos a utilizar para ello están la comunicación y el diálogo, pero también la presentación de candidaturas a los órganos del partido, como el Consejo de Dirección, la Comisión de Garantías, la Comisión de Finanzas y la Comisión Electoral. Quede claro que el objetivo no es el enfrentamiento con las previsibles candidaturas “oficiales” sino todo lo contrario: provocar el diálogo en ellas y ante los afiliados, en la confianza de que puede ser fuente de fertilidad. Creemos también que así aportamos pluralidad y democracia interna al partido. Desde ahora hasta las fechas de la Asamblea, no hay campañas electorales que sirvan de excusa para aparcar o evitar el necesario diálogo y el debate interno.

Algunas de las personas que formarán parte de las candidaturas que vamos a presentar ya hacen público su nombre. Son, por orden alfabético de sus apellidos:

  • Miguel Álvarez Aladán
  • Rodolfo Angelina Gil
  • Miguel Baños Martínez
  • Javier Carroquino Oñate
  • Miguel Ángel Castilla Ibáñez
  • Juan Espino Sánchez
  • Fernando García Martín
  • Pilar García Jáuregui
  • José Ignacio Gómez Arroyo
  • Gerardo Hernández Les
  • Silvia Hierro González
  • Manuel Pérez Blanco
  • Sandalio del Río Ruipérez
  • Javier Velasco Oliaga
Otras prefieren mantenerse en la discreción por el momento. También se podrán incorporar nuevas personas, si así lo desean una vez que conozcan y valoren la iniciativa.

En fin, nos ponemos a disposición de todos los compañeros, porque la adhesión ciega, incondicional y acrítica es ajena a nuestros valores, mientras que con la comunicación y la pluralidad aumentan tanto la democracia como la eficacia.


Componentes del Grupo


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La Ley de Hierro

Una vez celebradas las elecciones europeas, es el momento de abordar algunos problemas que el lógico sometimiento a la primacía de la campaña nos impedía hacerlo. Los resultados de las mismas, siendo moderadamente buenos desde el punto de vista del crecimiento comparativo, se compadecerían de otras interpretaciones más exigentes; pero no es nuestro propósito entrar en su análisis concreto, aunque la reflexión que sigue no pueda separarse de los fines (y resultados) electorales. El futuro del partido, y su presencia institucional para lograr las metas que motivaron su nacimiento, guarda relación con el grado de cohesión que se alcance en el interior del partido. Es esto de lo que queremos hablar.

Es paradójico que a medida que los mensajes de UPyD van teniendo una mayor aceptación entre los electores, sea dentro del partido donde la dificultad de entendimiento se va haciendo más patente. Lo ocurrido en el Consejo Político del pasado 28 de marzo sólo es una muestra de lo dicho, y no es una exageración afirmar que el clima de inquietud y de escepticismo ha ido cundiendo en el seno de UPyD por parte de muchos afiliados a lo largo de los últimos meses transcurridos. Este es un hecho real, que no se saca a la luz por incordiar a nadie, sino por facilitar una discusión necesaria y razonable que permita abordar este problema, que es una forma de empezar a resolverlo. Sin duda, mejor que la de ocultarlo.

El grupo de escépticos y desanimados no es precisamente un grupo de pasotas, sino de gentes con un alto grado de idealismo, en su mayor parte, algunos de los cuales han entregado mucho trabajo y esfuerzo al partido, pero que les resulta muy difícil de entender su militancia cuando la disciplina, que es exigible e imprescindible a cualquier organización política que quiera cumplir con sus objetivos, no se acompaña de un exigible grado de democracia interna que la legitime. Estos militantes se encuentran en desventaja con quienes anteponen sus fines (menos idealistas) de promoción personal en los aparatos de los partidos a la democracia interna. Ya sabemos que cuando se da esta situación la igualdad entre los afiliados se rompe, que el conflicto deviene inevitable, que el aparato suele terminar ganando y la democracia perdiendo, si no se produce un proceso de concienciación colectiva de difícil generación.

Esto es lo que está pasando. Y el resultado es que hay militantes que se van a su casa harto decepcionados, otros han ido siendo relegados, y también están los que han sido expedientados. Y, al final, lo que ocurre es que se está empezando a producir entre nosotros un proceso de selección negativa (donde se promociona a los más mediocres, pero fieles, y se arrincona a los más válidos), que denunciamos cargados de razón cuando se da en otros partidos, y a cuya influencia achacamos no poca responsabilidad en los problemas que padece nuestra democracia.

Ante esta situación de innegable desaliento, soy de los que creo, al igual que otros muchos, que hay que reconducir el proyecto de UPyD hasta los propios fundamentos que dieron lugar a su creación el 29 de septiembre de 2007. Quienes contribuimos a su fundación desde prácticamente el primer momento –o quienes han llegado después- no tenemos por qué pensar en abandonar el partido por el hecho de que se produzcan diferencias con la Dirección en la manera de entender políticamente la estructura organizativa –que no afectan directamente a las líneas básicas del programa ni a la acción política- aunque sí al dato esencial de darnos un modelo de partido u otro, que es tanto como definirnos sobre la forma de ejercer la democracia, y que, inevitablemente, será la imagen que proyectemos hacia el exterior.

Es por eso, que quienes hemos advertido de esas diferencias, ni creemos que tengamos que irnos, ni estamos dispuestos a marcharnos, aunque se nos pueda colocar en una situación de cierta incomodidad. Ejercer la crítica, cuando se hace respetuosamente y sin ataques ad hominem, es un derecho, no un delito del que haya que avergonzarse. El partido es de todos, no es una marca registrada bajo el nombre particular de nadie. Las diferencias se resuelven en el debate interno y se sancionan con mayorías y minorías, que tienen su reflejo en los órganos de representación elegidos, que serán aceptados por unos y otros, siempre que las reglas de juego establecidas hayan sido las mismas para todos y las condiciones de igualdad sean las que recoge el artículo 23.2 de la Constitución. La igualdad es la palabra clave en los discursos de UPyD cuando se dirige al conjunto de la sociedad; y esa igualdad, que queremos que sea una realidad en las relaciones entre españoles, también queremos que lo sea en el seno de nuestro partido. El llegar a materializar esta esperanza fue una de las razones que atrajo al partido a mucha gente que no arrastraba la cultura autoritaria de los viejos partidos, o se había desprendido de ella.

Las condiciones de democracia limitada –pero que fueron aceptadas por todos- para que el partido pudiera comenzar su andadura, tenían fecha de caducidad hasta la celebración del Congreso. Una vez convocado éste ya no es aceptable mantener las mismas estructuras de poder con las que hemos funcionado hasta ahora. El desagradable debate que se vivió en el Consejo Político al que hacíamos referencia más arriba, tiene su origen en la presentación –y posterior aprobación- de un Reglamento para el Congreso que pretende mantener la situación actual con una mera aplicación de maquillaje. No puede entenderse de otra manera el hecho de que el citado Reglamento establezca elección con listas abiertas para el Consejo Político –que es un órgano destinado a ser puramente deliberativo con mínima capacidad de decisión- y, por el contrario, el Consejo de Dirección –máximo órgano ejecutivo y de control- se elegirá en lista cerrada y bloqueada presentada por el/la Portavoz.

A las alturas de la historia en la que estamos viviendo (y en el caso particular de la España partitocrática en la que estamos instalados), el sistema de listas completas, cerradas y bloqueadas supone una restricción clara de la libertad de elección de los ciudadanos (y de los afiliados a los partidos políticos), y en un partido que se pretende alternativo a las formaciones tradicionales y que tiene como guía de su acción política la regeneración de la democracia, es más que una contradicción, es una negación flagrante de sus principios fundacionales. Después de habernos cansado de enviar a la sociedad el mensaje de las listas abiertas –como faro de la regeneración- la pregunta que tenemos que hacernos es: ¿cómo justifica la actual dirección del partido esta decisión?

Tratar de basarla en la necesidad de hacer equipos compactos, sin fisuras, que garanticen la toma de decisiones sin perderse en muchas discusiones –con el riesgo de quedarse en minoría en alguna ocasión- es la misma argumentación que explica la existencia de los rígidos aparatos que gobiernan al PSOE y al PP, a los que tanto criticamos por su falta de democracia interna.

Querer blindar un aparato férreo que mantenga al partido al abrigo de situaciones de posible desintegración como las que está sufriendo Ciudadanos, es otra forma de intentar desviar el problema. Como si el problema de Ciudadanos tuviera que ver con la ausencia de disciplina, con la falta de “mano dura”, o con un exceso de democracia interna.

No hay que buscar coartadas para no enfrentarse con la realidad. En España, los partidos políticos surgidos de la Transición –algunos eran una mera reencarnación de si mismos- han evitado siempre su democratización interna. El grupo de dirigentes que se hace con el poder ha considerado éste como un objeto de propiedad privada hereditaria, y se ha ido renovando endogámicamente, huyendo siempre de las elecciones primarias y las listas abiertas.

Cuando nace UPyD, lo hace, entre otros objetivos, para denunciar esta situación y crear un partido ejemplarmente alternativo. Hasta ahora podemos admitir que no ha tenido tiempo para hacerlo, pero si después del Congreso de otoño mantiene la misma estructura de control vigente hasta hoy, nadie podrá defender que estamos ante un partido diferente a los demás. Pretender que el nombramiento discrecional por parte de el/la Portavoz de todos y cada uno de los miembros del Consejo de Dirección, nos haría más democráticos que nadie por el hecho de poder presentar cuantas listas cerradas quisiéramos, sería una especie de fraude a nuestros principios fundacionales, y no pasaría el test de la opinión pública.

Creo que todavía hay tiempo para resolver este problema en los términos que den satisfacción a todos. Somos muchos los que pensamos así, y estamos convencidos que el Congreso, siendo soberano, zanjará positivamente este debate si impera la voluntad política de acuerdo. Los grandes retos que tiene planteados el partido –y aquí no existe ningún desacuerdo- tales como las reformas que atañen al modelo territorial, a la Justicia, a la Educación, a los derechos lingüísticos, etc. etc., no es posible afrontarlos sin salir del Congreso como un partido unido.

Concepto éste de la unidad que no es sinónimo de unanimidad. En la época que nos ha tocado vivir, unanimidad es equivalente a exclusión, marginación, represalias, etc. Cualquier dirección política partidista que la pretenda sólo puede hacerlo desde el sectarismo, y siempre hay una frase que define su voluntad: “todavía no hay condiciones para abrir el partido”. Quienes hablan así saben muy bien que esas condiciones nunca se darán. Esta es la Ley de Hierro de los partidos, que en España nadie ha sido capaz de romper.


Gerardo Hernández Les
Andalucía - Málaga
Miembro del Consejo Político



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