Reflexiones desde la base
Cuando el 29 de Septiembre de 2007 escuché en el Teatro Auditórium de La Casa de Campo de Madrid a Albert Boadella, Fernando Sabater, Mario Vargas Llosa y Rosa Díez hablar de Igualdad, Justicia, Libertad, Regeneración Democrática … , en fin creí que estaba escuchando las palabras más sinceras del mundo. Volví a creer en la nobleza de la política como vehículo para devolver a los ciudadanos la libertad secuestrada. Y creí que el compromiso de los intelectuales en el proyecto regenerador que se ponía en marcha era la mejor garantía que podíamos tener los afiliados de base de que esta vez lo de la democracia interna iba en serio. Estaba asistiendo al nacimiento de un partido de hombres libres donde se iba a aplicar la democracia desde dentro hacia fuera y desde abajo hacia arriba. El partido que iba a acabar con las listas cerradas.
Sentí que la felicidad me invadía y me sentía incapaz de reprimir todos los sentimientos positivos que brotaban sin control ni pudor alguno. Aplaudía como nunca y, posiblemente, con los aplausos más sinceros de mi vida.
Cuando llegó el momento de dar a conocer a UPyD en mi comarca, por más tiempo y dinero que le dedicaba a esta tarea siempre me parecía poco.
Han pasado casi dos años y las experiencias que yo he vivido no tienen nada que ver con lo que se dijo el día de la presentación en público de UPyD.
A veces he tenido la sensación de que había vuelto al servicio militar y que las diferentes responsabilidades organizativas del partido correspondían más a una estructura de escalafones de mando de un ejército que a una organización democrática. Si había conflicto se solucionaba con la reiterada invitación por parte de alguno de los que mandaba a abandonar el partido a aquel o aquellos que no pensaban como él; y si tenías alguna responsabilidad en el partido forzaban tu dimisión o directamente te cesaban.
Ha habido momentos que he sentido que, más que la igualdad, lo que se pretendía era la uniformidad de los cuarteles. Todos unidos, sí, pero en torno a la suprema voluntad de los que mandan.
Nunca pude imaginar que en un partido político pudiese estar todo tan jerarquizado. Ni que algunos jefes, más que buscar ser respetados, lo que buscaban era ser temidos. Ni que a las minorías perdedoras se les intentara ridiculizar.
Si somos transversales y demócratas siempre será posible encontrar cauces para que las minorías se sientan integradas en este proyecto.
¿A cuento de qué viene lo de “asamblearismo pueril”? ¿No ha sido posible encontrar otras palabras para explicar los inconvenientes de los movimientos asamblearios sin necesidad de ofender a nadie?
Tengo los mejores recuerdos posibles de los compañeros de base con los que he trabajado y sigo trabajando para el partido. Pensamos de forma diferente, pero todos respetamos nuestras diferencias.
Ante todo lo acontecido y cumpliendo con mi responsabilidad como afiliado y como ciudadano, y sin ánimo de escandalizar, hago saber a quien corresponda que:
- Las bases también opinan.
- Los principios fundacionales del partido no pueden adaptarse a los intereses y conveniencias de los directivos de turno.
- La fabricación de pruebas en contra de los que no se someten a las arbitrariedades del poder deben ser consideradas como faltas muy graves.
- En un estado de derecho como el nuestro ninguna comisión de ética y garantías debe convertirse en el brazo justiciero del aparato del partido.
- El actual Consejo de Dirección y sus “designados”, salvo algunas excepciones, llevan Promocionándose “a sus anchas” de cara al Congreso de Noviembre desde que se fundó el partido. No me parece mal. Lo que si está mal es que hayan puesto tanto celo en impedir que quienes no están en su línea puedan hacerlo.
- Los compañeros a los que me he unido, posiblemente, tienen muchos defectos, casi tantos como yo, pero están demostrando con su valentía y coraje que no habrá regeneración democrática ni dentro ni fuera del partido si dejamos que la actual dirección y sus designados hagan y deshagan a su antojo como lo han hecho hasta ahora.
- Miguel Baños Martínez
Murcia - Valle del Guadalentín